BIPOLAR DISORDER

EN

I remember when I was fifteen years old in 2016, on a rainy day in my city. My grandmother told me that my great aunt hadn’t picked up the phone for two weeks. She lived alone in a huge apartment in the downtown area. She had dedicated her life to taking care of my great-grandparents, but when they died, she lost both them and the pension that she used to cover her living expenses. After that, she started using religion as a refuge from those problems. So, that day, my aunt and I went to the apartment to check on her condition. When we arrived, we heard screaming, and the volume of the television was too loud. She didn’t want to open the door, but after a lengthy conversation trying to convince her, she finally did. Inside, we saw the situation of how she had been living for the past week. She was very pale and dehydrated, with an altar in the middle of the living room. I will never forget the way she prayed for different issues of the world. I got scared, and someone picked me up after an hour of being there. The ambulance picked her up that night, and she went to the hospital. The doctors found that she had bipolar disorder, and after a long treatment, she recovered to a normal life. But for me, I will never forget that afternoon, questioning my own mind and sanity, wondering if some of those mental issues could affect someone else or even me, seeing her as a reflection of my own mind. I won’t lie about the fears I have felt since those days of losing my sanity, but after eight years, I have come to realize that maybe I need to let go of the obsession with controlling everything that happened in the past and everything that will happen in the future. I just want to give up control and see in the form of an image or photograph the person I see as a reflection of someone who refuses to let go of control, maybe for love, maybe for religious beliefs.

ES

Recuerdo cuando tenía 15 años en 2016, un día lluvioso en mi ciudad, mi abuela me dijo que mi tía abuela no había contestado el teléfono en dos semanas. Vivía sola en un enorme apartamento en el centro de la ciudad. Había dedicado su vida a cuidar de mis bisabuelos, pero cuando murieron los perdió a ellos y la pensión que solía pagar los gastos de vida. Después de eso, comenzó a refugiarse en la religión para enfrentar esos problemas. Así que ese día, mi tía y yo fuimos al apartamento para comprobar si estaba en buena condición, pero cuando llegamos escuchamos gritos y el volumen del televisor estaba demasiado alto. Ella no quería abrir la puerta, pero después de una larga conversación intentando convencerla, finalmente abrió la puerta y vimos la situación en la que había estado viviendo la última semana. Estaba muy pálida y deshidratada, tenía un altar en medio de la sala de estar. No olvidaré la forma en que rezaba por diferentes problemas del mundo. Me asusté y alguien vino a recogerme después de estar allí durante 1 hora, y la ambulancia la recogió por la noche y la llevaron al hospital. Los médicos descubrieron que tenía trastorno bipolar y después de un largo tratamiento se recuperó y volvió a una vida normal. Pero para mí, nunca olvidaré esa tarde, preguntándome sobre mi mente, mi cordura, preguntándome si algunos de esos problemas mentales podrían estar en alguien más o incluso en mí, viéndola como un reflejo de mi mente. No quiero mentir sobre los miedos que he sentido desde esos días de perder mi cordura, pero después de 8 años de eso, descubro que tal vez necesito dejar de obsesionarme con controlar todo lo que sucedió en el pasado y todo lo que va a suceder en el futuro. Solo quiero renunciar al control y comprender en forma de imagen o fotografía a la persona que veo como un reflejo de alguien que se opone a dejar el control de todo, tal vez por amor, tal vez por creencias religiosas.

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