ABOUT MY IDENTITY - MY IMAGE AND ME

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A few years ago, as part of an academic exercise, I set out to remove most of my images or those in which I appeared that had been floating around the internet (at least those I was aware of), from images promoting services (universities, schools, events, and products), to social media of family and “friends,” disconnecting from social networks for approximately a year. While the excuse for doing this was to try to evade this hidden surveillance embedded in entertainment media that I naively didn’t want to be part of, inspired by an episode of Black Mirror, and even resorting to legal tools to force the removal of these images in a desperate manner, if I’m honest with myself, the real reason I wanted to escape my image was that I wasn’t able to face it, dealing with my reflection where only disappointments floated around—memories of how I used to act, how I used to think, and the people I interacted with in the past. Trying to erase my digital presence, or at least what I knew of it, was a way to attempt to “start from scratch” with an image of myself that I felt comfortable with. But I realized that this idea was unsustainable over time, partly because digital devices play a fundamental role in how we relate, helping to shape our identity as individuals in this contemporary era, but also because over time I had actions that were worse and caused me even greater remorse, building my “new” identity on actions that caused me even deeper pain, coupled with how overwhelmed I felt trying to keep up with the pace of time.

My exile from digital media would happen until I considered myself someone who could share something and was proud of myself, but I realized that moment never came. I tried to understand who I was and what my moral and aesthetic position would be to navigate the sea of images we find ourselves in. Although I gradually resumed my “digital” presence, to my eyes, I was just someone tired of dealing with themselves. I obsessed over sinking into harmful situations, turning regret into my accomplice, and started playing in the darkness that I let consume me. All I remember is that I ended up trapped with evil upon me, demanding more, breaking what I thought were my ideals, shattering what I believed was me, to see if I was capable of hitting rock bottom. I forgot how to feel love, hurt those I had promised never to hurt, and wanted to visit darkness in complete solitude. I asked myself over and over what constituted my identity, what image I was building of myself, and realized I was falling into nothingness. No matter how hard I tried, I couldn’t move; I only saw time slipping away from me in situations and actions I sought to forget.

As life continues, I keep asking myself the same questions: What constitutes my identity? What am I? What is my viewpoint on what happens around me? No matter how much I tried to isolate myself to answer these questions, I realized I couldn’t. I need the perspectives of others to give me a sense of meaning, to understand the world around me, and more specifically, to have my own way of seeing the world built from everything that has happened around my life. In recent days, I’ve felt so empty, an emptiness in my chest that no matter how hard I try, I cannot fill with anything. But it has helped me see that perhaps I also need to accept my process as an individual who is part of a context to which I am not foreign. I cannot and do not think I can forget, but maybe I can accept and overcome these things that cause me pain and paralyze me. Perhaps my identity is that—the process of a cowardly child who grew up amidst dirt and fear, who was never able to express himself to those he loved, who grew tired of losing, but whose eyes filled with more anger and resentment as time passed.

ES

Hace un par de años como parte de un ejercicio académico, me propuse eliminar la mayoría de imágenes mías o en las que aparecía, que habían estado flotando en internet (por lo menos de las que tenia conocimiento)  desde imágenes donde se promocionaban servicios (universidades, colegios, eventos y productos), redes sociales de familiares y “amigos” desconectando de redes sociales por 1 año aproximadamente, si bien la excusa para hacer esto era tratar de burlar esta vigilancia escondida en medios de entretenimiento de la que ingenuamente no quería hacer parte y inspirado en algún capitulo de Black Mirror, incluso llegando acudir a herramientas legales para obligar a borrar estas imágenes, de una manera desesperada. 

Pero si soy honesto conmigo la verdadera razón por la que quería escapar de mi imagen fue por que no era capaz de verme, lidiar con mi reflejo donde alrededor solo flotaban decepciones, recuerdos de lo que fue mi forma de actuar, mi forma de pensar y las personas con las que me relacione en un pasado. Tratar de borrar mi presencia en medios digitales  o al menos de lo que yo tenia conocimiento, era una forma de intentar “empezar de 0” con una imagen mía con la que me sintiera cómodo, pero me di cuenta de que esta idea era insostenible en el tiempo, en parte por que los dispositivos digitales juegan un papel fundamental en la forma como nos relacionamos, ayudando a constituir nuestra identidad como individuos en esta época contemporánea,  sino por que con el pasar del tiempo tuve acciones que fueron peores y que me causan un remordimiento aun mas grande, construyendo mi “nueva” identidad sobre acciones que me causan un dolor aun mas profundo, si a esto le junto como me siento agobiado por  correr del tiempo al que me canse de tratar de seguirle el ritmo.

Mi exilio de los medios digitales sucedería, hasta que considere que era alguien que podía compartir algo y que me sentía orgulloso de mi mismo pero me di cuenta que ese momento nunca llegó. Intente saber quien era y cual seria mi posición moral y estética para navegar el mar de imágenes en el que nos encontramos.

Aunque poco a poco reanude mi presencia “digital”. Pero ante mis ojos solo era alguien cansado, de lidiar con si mismo, solo me obsesioné con hundirme en situaciones nocivas convirtiendo al arrepentimiento en mi cómplice, empece a jugar en la oscuridad que deje que me consumiera, y lo único que recuerdo es que termine encerrado con la maldad encima mio, pidiéndome mas, rompí los que creí que eran mis ideales, rompí y desmorone lo que creía que era yo, para ver si era capaz de tocar fondo, me olvide de sentir amor, lastime a quien me había prometido nunca hacerlo y quise visitar la oscuridad en plena soledad. Me pregunte una y otra vez que era lo que conformaba mi identidad que imagen estaba construyendo de mi y me di cuenta que estaba en caída hacia la nada, y por mas que intentara no lograba moverme solo veía como se me escapaba el tiempo frente a situaciones y acciones que busco olvidar.

Conforme sigue pasando la vida a mis ojos me sigo haciendo las mismas preguntas 

¿Que constituye mi identidad? ¿Que soy? ¿Cual es mi punto de vista sobre lo que sucede a mi alrededor? 

Por mas que intente aislarme para responderme estas preguntas me di cuenta que no puedo, necesito de las miradas de los demás para darme un sentido, para poder entender el mundo que me rodea y mas en especifico tener mi propia, manera de ver el mundo que me rodea construida por todo lo que ha sucedido alrededor de mi vida. Los últimos días me he sentido tan vacío, un vació en el pecho que por mas que intente no logro llenar con nada, pero me ha ayudado a ver que tal vez también tenga que aceptar mi proceso como un individuo que forma parte de un contexto del que no soy ajeno a el. No puedo y no creo que pueda olvidar, pero tal vez puedo aceptar y superar estas cosas que me causan dolor, que me tienen paralizado. 

Tal vez mi identidad sea eso, el proceso de un niño cobarde, que creció entre la suciedad y el miedo, que nunca fue capaz de expresarse con los que amaba, que se canso de perder, pero que entre mas paso el tiempo los ojos se me llenaron con mas rabia y con resentimiento. 

 

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